En el nombre de Nerthink

La situación aquí no se jodió hace poco, cuando votamos para gobernador al hijo de un mafioso y para alcalde a otro hijo de un guerrillero muerto en combate. Tampoco hace mucho, cuando los dirigentes eran elegidos por decreto y no por mérito, pues extrañamente a la región le sentó muy mal la democracia: mientras en aquel tiempo tuvimos líderes tan honorables como Alfredo Carvajal o Carlos Holguín, el voto popular cayó como una plaga y tuvimos que empezar a conformarnos con lo más folclórico y pintoresco que fue pariendo este intento de región llamada Valle del Cauca.

La noche se vino encima de las tres cruces, del CAM y del Palacio de San Francisco en el mismo momento en que el panorama se empezó a inundar no de políticos viciados y corruptos, sino de nombres y apellidos que nos satanizaron como un mal chiste para siempre. ¿O es que acaso alguien cree que una buena idea puede salir de una persona como Nerthink Mauricio Aguilar, senador del Valle? Si no ocurrió con nombres menos llamativos como John Maro y Apolinar, mucho menos podemos exigirle al bueno de Nerthink, quien no sé como hará para pedir la palabra en el recinto del Senado sin que este se inunde de carcajadas.

Pero lo peor de todo es que no hay un solo ente administrativo o de control que pueda darse el lujo de decir “no señor, aquí somos gente seria, y estamos exentos de caer en el ridículo”. Para ir de menos a más, empecemos por los ediles, esa extraña figura burocrática que existe, que no se sabe para qué sirve pero cuya única certeza parece ser su fijación por la letra efe. ¿Será que las JAL número 15, 20, 30 y 32 son más exitosas desde que por ahí rondan Freder Ballesteros, Frei Ademir Zúñiga, Fulvio Calambas Calvo y Flover Trujillo?

En los concejos municipales las cosas no es que estén mucho mejor. O sino que lo digan Wistong Segura –que de seguro mira con envidia a los que se llaman Winston–, Dolly Lozano –quien es de Toro pero su nombre evoca a la primera oveja clonada–, Williams Alzate –sí, como la escudería de la Fórmula 1– u Orfa Darnelly Vélez –cuyo nombre compuesto es un verdadero homenaje a la creatividad–. Ellos aún deben estar lamentando no haber nacido en los tiempos donde los sacerdotes podían rehusarse a bautizar a un niño con un nombre aparatoso.

Y en el Concejo de Cali ni se diga, pues la presencia allí de un ingeniero sanitario no ha sido suficiente para tratar un ambiente apestado por nombres y apellidos como los de Edinson Bioscar Ruíz o Álvaro Henry Monedero, quienes al menos no deben tener que soportar bromas de referencia circense como seguro le ocurrirá a Jaime Adolfo Gasca. Los diputados, liderados por Juan Eccehomo Caliman y Yiminson Figueroa, no se quedan atrás, e incluso alcaldes y alcaldesas como Werney Ladino de San Pedro y Luz Dey Escobar de Bolívar hacen que los mismísimos Roy Barreras y Dilian Francisca Toro extrañen sus pasos de gamonales políticos de tierra caliente.

Así estamos en este pedazo de tierra llamado Valle del Cauca, un lugar donde los nombres y apellidos de los políticos de turno son más inverosímiles que los de los futbolistas colombianos, lo cual ya es mucho decir. Porque si jugadores como Roger Cambindo, Laineker Zafra y Faider Torijano son incapaces de triunfar, es porque la pesada carga de sobrellevar sus nombres a cuestas es insostenible y tarde o temprano termina produciendo taras. Por eso sigo convencido en que la única forma de que dejemos de ser inviables como departamento es por medio de la educación. Y para eso tenemos que educar a todas las madres vallecaucanas, para que busquen nombres de pila más decentes para bautizar a sus hijos, y así puedan forjar hombres serios.

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Comments

  • JCV  On 19/02/2014 at 00:39

    Toca ponerse las pilas para las elecciones de Alcalde del próximo año!!

    http://www.novoyavotar.wordpress.com

    (Lo iré actualizando mas cuando se avecinen las elecciones de Alcalde del próximo año, pues no podemos dejar caer la ciudad de nuevo en manos de corruptos, ciegos, etc…)

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