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Hooters: racistas y denigrantes

El domingo pasado Luís Ignacio Peña fue víctima del racismo promovido por los dueños de la franquicia Hooters en Colombia. Sucedió en el restaurante ubicado cerca a la ‘zona t’ en Bogotá. Copio y pego textualmente su testimonio para que todos sepan qué tan imbéciles pueden llegar a ser en ese lugar. Además de exigir una disculpa pública que ellos deberán emitir en cualquier medio masivo -incluyendo sus cuentas en Facebook y Twitter-, no descansaré hasta que se comprometan a garantizar que no seguirán discriminando a sus visitantes por su color de piel.

Su testimonio:

“El 16 de diciembre me encontraba en la zona T con mi novia. Estábamos buscando dónde ver el partido de Millonarios-Medellín. Como no soy fanático de ninguno, la idea era simplemente ir a algún lugar donde nos pudiéramos sentar, comer algo y pasar un buen rato.

La mayoría de los sitios de la parte peatonal de la T estaban muy llenos, por lo que decidimos ir a Hooters sabiendo que el lugar es espacioso y posiblemente encontraríamos dónde sentarnos. Cabe aclarar que esta era la primera vez que yo iba a este restaurante y por ende iba a aprovechar para conocerlo.

Al llegar al restaurante, a eso de las 7:00 p.m., vi que habían algunas personas afuera viendo el partido desde el andén. La entrada al sitio estaba despejada y se encontraban tres “bouncers” y un guardia de seguridad. La primera cosa que me llamó la atención fue el ver que tenían cerrada la entrada con una cinta de las que se utilizan para organizar las filas. Uno de los bouncers estaba restringiendo el paso tal cual como pasa en las discotecas.

Me dirigí a la entrada y le pregunté a este señor que si había alguna mesa disponible para dos (mi novia y yo). Casi sin terminar mi frase esta persona me respondió que no había mesas disponibles por lo del partido. Ante esta negativa, pregunté que si posiblemente nos podían acomodar en la barra. Igualmente, esta persona respondió que no había lugar. Hasta este momento todo parecía normal: un lugar lleno por la cantidad de personas viendo el partido, pero mi pregunta era “por qué el bouncer respondió sin ni siquiera consultar con las acomodadoras, sin mirar hacia adentro del restaurante, y peor aún no dio ninguna alternativa como esperar a que estuviera alguna libre (como siempre sucede en cualquier restaurante lleno)”.

Volví a preguntarle al bouncer si no era posible obtener una mesa, ya esta vez sospechando que la negativa a la entrada no se trataba de la alta ocupación sino por alguna otra razón. En ese momento yo ya no quería entrar, pero pretendía comprobar si esta persona no quería dejarme entrar a mí específicamente. Justamente antes de volver a preguntar, mi novia me comentó que había visto a unas personas pedir la cuenta. Adicionalmente, otra persona que estaba sentada sola en una mesa se había ausentado (no sé si al baño o a pagar la cuenta), dejando la mesa libre. La respuesta fue la misma, que no habían mesas. Ante esto le pregunté directamente a esta persona que si era que no me quería dejar entrar. Hice esa pregunta dado que claramente se iba a desocupar una mesa y el bouncer ni siquiera se había percatado de esto sólo por el hecho de estar concentrado en negarme la entrada. Debido a que el tono con el que pregunté fue mas fuerte, este bouncer se fue a “preguntar” si había mesa adentro, dejando a otro de los tres personajes a cargo de la situación.

Esta persona, mal encarada y grosera, lo único que atinó a decir entre dientes fue “es que no entienden”, ante lo cuál yo me dirigí directamente a él y le pregunté “¿qué cosa no entiendo? ¿Que hay una mesa por desocuparse y ustedes no me quieren dejar entrar?”. La persona, con peor cara aún, me respondió golpeado diciendo que no había mesas. Le recordé que habíamos visto a alguien pedir la cuenta y que adicionalmente había una mesa sola de una persona que se había parado posiblemente a pagar su cuenta. El individuo me volvió a responder diciéndome “¿es que quiere que lo vaya a sacar del baño para preguntarle?”.

Ante este tipo de respuesta, mi tono se puso aún más fuerte y le respondí diciendo que yo no estaba pidiendo que fueran al baño a sacar a nadie, solo que me dijeran por qué razón no había mesas. Esta persona me dijo, ante mi total asombro, lo siguiente: “Es que todos son así de alzados”. “¿Quiénes son todos?”, le dije, sabiendo que se refería a la raza negra. Contestó entre dientes “ustedes todos son alzados” ante lo cual le volví a preguntar: ¿Quiénes? Acercándome más a él. Al parecer esta persona cayó en cuenta de la idiotez que estaba haciendo y solo se limitó a responder otra vez entre dientes “pues usted”.

Durante todo este tiempo había unas 4 o 5 personas al lado mío, también acabadas de llegar, haciendo fila y esperando para entrar. Todos estaban callados y viendo el “show” sin ayudar ni decir nada. El otro bouncer nada que regresa y yo ya tenía demasiada rabia. Afortunadamente tuve un segundo para tomar aire, pensar y decidir no agravar la situación respondiendo con insultos o cosas peores. Igualmente sabiendo que mi novia se encontraba a mi lado y yo estaba sólo, decidí simplemente decirle a las personas que estaban al lado que vieran como trataban a las personas en este lugar. Me alejé del sitio, y en menos de 20 segundos, las personas que estaban después de mi entraron a Hooters”.

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